ANTONI GAUDI, UNA LECCION DE SOSTENIBILIDAD CON CIEN AÑOS DE ANTICIPACION
- Manuel Moreno
- 27 feb 2024
- 12 Min. de lectura
Actualizado: 29 feb 2024
Inicio este blog como una revisión de la realidad empresarial, y sus diferentes manifestaciones sobre lo que significa un desarrollo sostenible, que puede servir de orientación para concretar prácticas eficientes de sostenibilidad en las organizaciones.
De todas ellas, se pueden extraer ideas concretas para ser aplicadas en nuestro propio entorno de trabajo, coherentes e integradas con lo que estamos haciendo, pero al mismo tiempo atractivas para el mundo financiero y de los inversores. Prácticas, que por su autenticidad e integración en la toma de decisiones, y en los procesos productivos, mantienen alejada la práctica del greenwashing y son capaces de presentar un gran valor en el largo plazo.

Entrevisto a Carlos Salas
En este primer artículo entrevisto a Carlos Salas Mirat[1] Doctor en arquitectura, experto en metodología Gaudiana, y autor del libro: Gaudí, un genio precursor de la sostenibilidad y biomimética arquitectónicas con un siglo de antelación, publicado por Ed. Aula Magna, 2023, McGraw-Hill Interamericana de España SL.
Fotografía cedida por José Manuel Almuzara
No hay duda de que Gaudí ha sido uno de los grandes genios de la humanidad, para muchos superior incluso a figuras como Leonardo da Vinci, que además es estudiado, por ejemplo, en universidades de prestigio como la alemana Universidad de Ciencias Aplicadas de Zittau/Görlitz. Su forma de trabajar, entroncada totalmente con su manera de entender la vida, junto con su constante inspiración en la naturaleza, le ha permitido conectar perfectamente con el modo oriental de entender el trabajo; y así lo demuestra el gran número de personas de procedencia asiática que visitan sus obras. Se trata de una forma de trabajar sincera, muy alejada de las apariencias, donde el trabajo bien hecho -sin atender al tiempo dedicado- lo aleja de cualquier práctica que hoy podríamos relacionar con el Greenwashing. Todo ello, junto a sus grandes conocimientos técnicos, lo convierten en uno de los referentes de la historia de la arquitectura mundial. Esta capacidad para innovar y ponerla en práctica, no solo se limita a cuestiones técnicas, sino que también, impregna toda su forma de gestionar. Y es ahí, donde aparece el Gaudí sostenible cien años antes de que se estuviesen discutiendo a nivel económico y empresarial las prácticas sostenibles. Gaudí nos enseña cómo abordar las cuestiones sociales, en su relación con su entorno y con sus trabajadores; las cuestiones ambientales, sin perjudicar en absoluto las cuestiones sociales, siendo un abanderado del reciclaje de materiales, aprovechamiento de la luz… ; y la gobernanza de sus proyectos, donde implantó una cultura de empresa basada en sus objetivos e ideas pero en continuo diálogo con sus colaboradores, trabajadores y el entorno social y ambiental de sus proyectos. Todo ello completado con una relación de absoluta sintonía con sus inversores, como Güell, que fueron capaces de apostar a largo plazo en sus proyectos… que al final generaron un gran valor a sus propietarios y a su entorno.
Interior de la Sagrada Familia (estructura arbórea)

Fotografía cedida por Jose Manuel Almuzara
Gaudí y sus promotores (inversores).
Morabanc, a través de su sicav Amura Capital, compró la casa Vicens (2017) por unos 40 millones de euros (698 m2). Esta compra obedece a una estrategia de la entidad por ofrecer a sus clientes la posibilidad de invertir en proyectos que aporten valor. Esgrimen que la casa Vicens atraerá a miles de visitantes al año, como ya lo hacen la Sagrada Familia, que recibe más de tres millones de visitas; la Pedrera (861.583) o el Parque Güell, con más de ocho millones al año[2]. Sin embargo, la inmobiliaria extranjera encargada de su venta no lo veía fácil al inicio de recibir su encargo, ya que la obra de Gaudí no parecía interesar a los inversores, aunque a los analistas del Morabanc sí les interesó. Algo parecido sucedió con el intento de retomar el proyecto de rascacielos de Gaudí en Nueva York, zona cero, tras la espantada de los inversores ante el proyecto de Gaudí en 1908[3]. Sin embargo, en este caso, no apareció nadie que supiese comprender el valor del proyecto.
¿Cómo consiguió Gaudí convencer a inversores para que le financiasen sus proyectos?
Gaudí no buscaba inversores, ni financiación, tan solo era un arquitecto y constructor que trabajaba al servicio de sus clientes con el mayor esmero y dedicación; y esa era su carta de presentación. Aporta la innovación de sus estructuras, que se sustentan sin contrafuertes, un estilo inspirado en la naturaleza y un trabajo sistemático y riguroso que cuida especialmente los detalles. Todo ello, junto con su capacidad para adaptar sus proyectos a las necesidades del cliente, y del entorno, era suficiente carta de presentación para sus promotores/clientes que sabían cómo Gaudí iba a trabajar.
La Sagrada Familia se ha convertido en el monumento más visitado de España. Y, para acabarla todavía se estiman necesarios 374 millones de euros (2021) que se obtendrán de las aportaciones de sus visitantes principalmente. Junto a esta inversión, el templo ha acordado pagar a Barcelona 36 millones de euros en diez años para contribuir a los gastos municipales que genera, a cambio de recibir las licencias de construcción de las que hasta ese momento carecía (2018)[4]. Podría interpretarse que la ciudad no acaba de reconocer el valor que le están aportando los edificios de Gaudí a su economía.
¿Es rentable Gaudí para la ciudad de Barcelona? ¿Cómo abordó Gaudí la relación con la ciudad de Barcelona?
Gaudí, como todos sabemos es muy rentable para Barcelona y para España, pues acuden gentes de todo el mundo a visitar sus obras. Muchos de ellos de Japón y de Corea del Sur, donde es muy admirado. Amaba la ciudad de Barcelona, amaba Cataluña, y también amaba España. Era muy patriota, a todos los niveles, y eso se reflejaba en su arquitectura.
De todo ello surge esa relación profunda y sincera de Gaudí con la ciudad de Barcelona; de hecho, dedica sus últimos años al edificio más emblemático de la ciudad, la Sagrada Familia, y está enterrado en su cripta. Pero también, como sucede con todo genio que se mantiene fiel a sus ideas y principios, a veces surgen algunas controversias -incluso hoy en día-, de personas que no pueden, o no quieren, tener la amplitud de miras necesaria, para entender la genialidad.
En mayo de 1878 Gaudí diseñó una vitrina para la Guantería Esteban Comella, con el objetivo de exponer los productos de esta firma en el pabellón español de la Exposición Universal que se celebraba en París ese año. Según J. Emilio de Santos (España en la Exposición universal), el expositor de la Guantería Comella ganó una medalla de plata en la exposición, pero no obtuvo el máximo galardón. Sin embargo, atrajo la atención del empresario Eusebi Güell, que estaba de visita en la capital francesa. Quedó tan impresionado que a su retorno quiso conocer a Gaudí y se convirtió finalmente en el principal mecenas de Gaudí[5].
¿Qué vio Güell en Gaudí para invertir dinero en él? ¿Pensó en los beneficios de su inversión?
Güell supo descubrir en Gaudí, su talento, su genialidad, su gran profesionalidad y también sus valores humanos; por eso, siempre contó con él y, además, llegaron a ser grandes amigos.
Seguramente Güell no tuvo una visión cortoplacista en la promoción de sus obras y proyectos. Obró en conciencia y como persona muy culta, inteligente -y también de grandes ideales- supo que estaba haciendo la mejor inversión.
Las cuestiones sociales (ASG)
Gaudí reunía expertos de diversas disciplinas para poner en marcha sus proyectos. Decía que el arquitecto debe saber aprovecharse de lo que los operarios «saben hacer» y «pueden hacer». Esto es: integrar, sumar todos los esfuerzos y ayudarles cuando no consigan avanzar; así trabajan a gusto y con la seguridad que da la plena confianza en el organizador. Además, no consideraba a nadie inútil pues todo el mundo sirve para algo (aunque no todo el mundo tenga la misma capacidad). La cuestión, según Gaudí, es descubrir para qué sirve cada uno[6]. Además, dejaba que los colaboradores trabajen sin una supervisión constante.
En los proyectos que gestionaba Gaudí, ¿los trabajadores, de todos los niveles, se sentían a gusto y con la confianza para aportar ideas, o soluciones, a los problemas que pudieran surgir en su día a día? ¿cómo era el trabajo bajo la dirección de Gaudí? ¿cómo seleccionaba a sus colaboradores?
La cita 290 del libro de Carlos Salas recoge con precisión esta situación:
“Sus obreros sentían por él especial veneración: se identificaban materialmente por él y se convertían en una prolongación del maestro en la ejecución de sus proyectos. Gaudí nunca los abandonó en el momento supremo de la vida, y los visitaba en sus enfermedades…”
Gaudí, en sus trabajos, era capaz de generar entre sus colaboradores directos, y el resto de trabajadores, una confianza casi absoluta. Un liderazgo que estaba basado, no solo en su talento profesional, sino en sus valores: trabajo duro y sistemático, implicación personal, cuidado en los detalles más allá de las apariencias, lealtad y confianza con los trabajadores… Perseguía rodearse del talento de sus colaboradores más directos y, también, extraer lo mejor del resto de trabajadores. Simplemente trabajaba en conciencia, con la mayor perfección y rigor científico, respetando a la naturaleza y con un gran afán de servicio a la sociedad.
Esta forma de trabajar, junto con su constante inspiración en la naturaleza, es uno de los aspectos con los que más sintonizan los visitantes orientales de sus edificios. Para ellos, la implicación de todos los aspectos de la persona en el trabajo es lo habitual y forma parte de su cultura. Y así sucede con Gaudí, donde sus construcciones quedan impregnadas de su talento y ética.

Gaudí, visitaba trabajadores enfermos además de promover normas de seguridad e higiene. Pero no solo eso, su preocupación por los trabajadores le llevó a construir las escuelas de la Sagrada Familia para dar servicio a los hijos de los trabajadores. Estas escuelas, a pesar de ser una obra menor, son una de las muestras más claras de la funcionalidad gaudiniana y su acercamiento al racionalismo[7].
Fotografía cedida por Carlos Salas
¿Cómo cuidaba Gaudí de sus trabajadores? Medidas de seguridad…
Tanto o más que el medioambiente, le preocupaba a Gaudí la cuestión social. Como en casi todo lo que hacía, fue realmente un adelantado en materia de seguridad. Además de visitar a los trabajadores enfermos junto con sus ayudantes. En el taller de picapedreros Gaudí recomendaba siempre tomar precauciones: ponerse un pañuelo en la boca, como mascarilla, y humedecer continuamente la piedra -para no aspirar polvo-, así como, maniobrar utilizando siempre palancas y rodillos -aún en cortos desplazamientos- para aminorar esfuerzos (cita 291). Pone en marcha sistemas de control de calidad, organización del trabajo seguridad e higiene, que pueden considerarse innovaciones revolucionarias para la época; hace de coordinador de seguridad y salud en las obras, cuida la seguridad e higiene industrial -disponiendo que en las obras haya botiquines, vestuarios, lavabos y duchas- y otras muchas medidas (cita 293 del libro de Carlos Salas).
Las cuestiones ambientales (ASG)
Una de sus más famosas y reconocibles técnicas, el trencadís –ahora un símbolo del modernismo catalán– empleaba fragmentos de cerámica rota y azulejos desechados para dotar de gradientes de color a sus obras. Así, el arquitecto era sostenible en su empleo de materiales cercanos, sencillos y económicos; y además empleaba soluciones que hoy en día recibirían el adjetivo de ‘bioclimáticas’, ya que optimizaba el diseño estructural, fomentaba la iluminación natural, estudiando la incidencia del sol,…[8]
Gaudí, eficiencia energética y reaprovechamiento de materiales (economía circular y ahorro de energía)
Gaudí, con un siglo de antelación, ya introduce conceptos sostenibles en la edificación como: utilización de materiales del entorno próximo, económicos; práctica el reciclaje y reutilización de residuos de la industria y la construcción; uso de técnicas de bajo coste; prefabricación de elementos constructivos y práctica de la eficiencia estructural; aplicación de sistemas de mejora de la iluminación natural, mejora del aislamiento térmico, incidencia del sol para los sistemas de sombreamiento y soleamiento; implantación de vegetación autóctona e integración paisajista; aprovechamiento de los recursos hídricos; mejoras en salubridad; y uso de diseños ergonómicos.
Detalle reciclado de azulejos

Detalle reciclado de botellas

Silla anatómica

Detalle ventilación y climatización

Detalle ventilación y climatización

Fotografías cedidas por Carlos Salas
La cuestión de la Gobernanza (ASG)
No hay duda de que Gaudí ha creado mucho valor con sus trabajos. Trabajos que pueden ser adjetivados como sostenibles. Por su parte, la literatura académica propone un camino para crear valor a partir de la práctica de una Responsabilidad Social Corporativa estratégica y, para conseguirlo, es clave la relación activa de las empresas con todos sus Grupos de Interés que puede generar una ventaja competitiva en el largo plazo. En contraposición, los mercados financieros parecen funcionar bajo un enfoque cortoplacista, lo que estaría obligando a las empresas a actuar bajo la exigencia de resultados en el corto plazo. Entrando más en detalle, para algunos autores encuadrados en la Teoría de los GI (Carroll y Shabana, 2010; Freeman, 1984; Porter y Kramer, 2011) parece factible crear valor, en forma de innovación, a partir de la relación con los Grupos de Interés (alineado con la cultura y valores empresariales y fundamentado en los aspectos ASG). Para ello, esta relación debe superar la idea de servir exclusivamente para mitigar posibles impactos negativos, protegerse ante los riesgos ASG, para transformarse en un verdadero diálogo activo capaz de producir innovación Ambiental, Social y de Gobernanza. El fruto de todo ello sería la obtención de una ventaja competitiva duradera en el tiempo, que acabaría generando un mejor resultado financiero, eso sí, en el Largo Plazo. Para ponerlo en práctica el problema reside en que mientras que el valor se visualiza en el Largo Plazo, en los mercados financieros y en la economía las decisiones parecen tomarse en el Corto Plazo. Por ello, se hace necesaria una visión compartida entre inversores y directivos para la promoción de la sostenibilidad a Largo Plazo y romper con las prácticas cortoplacistas establecidas[9].
¿Estaría actuando Gaudí bajo estas premisas? El diálogo con los Grupos de Interés.
Gaudí era una persona abierta y transparente que no dudaba en compartir y discutir sus ideas y principios con su entorno profesional. Su trabajo también estaba presidido por un gran afán de servicio a la sociedad. Desde ese punto de vista sí se podría decir, utilizando la terminología actual, que atendía y dialogaba con sus grupos de interés. Tampoco se guiaba por plazos de entrega en sus trabajos, por lo que además se podría decir que no era cortoplacista en sus planteamientos.
Sin embargo, todo ello formaba parte de sus convicciones personales ya que, en realidad, la sostenibilidad no existía aún. Todo ello demuestra una vez más su genialidad y su altura de miras anticipándose a los tiempos.
La falta de transparencia podría ser una de las principales dificultades para la creación de esta ventaja competitiva. ¿Cómo comunicaba Gaudí?
Gaudí era un gran comunicador de su trabajo, a todos aquellos (políticos, artistas, arquitectos o gente humilde) que se acercaban o trabajaban en la Sagrada Familia sin prejuicios y con el deseo sincero de compartir intereses.
No escribió libros, ni dio conferencias, ni participó en política, ni tuvo interés de estar en el candelero, aunque hubiera podido hacerlo. Fue cien por cien arquitecto y vivió volcado con ilusión su trabajo de cada día.
En el actual mundo empresarial, en el que las decisiones se pueden estar tomando por el consenso de un consejo de administración, de forma posiblemente seguidista y acorde con las tendencias generales o sectoriales de cada momento, donde las decisiones de inversión serían fruto de un análisis, que tiene en cuenta información económica trimestral de las empresas, por algoritmos de gestión o incluso inteligencia artificial, con una práctica de la sostenibilidad empresarial y de inversión socialmente responsable consistente en el cumplimiento, más o menos estandarizado, de una serie de requerimientos o prácticas preestablecidas muchas veces por organismos internacionales.
¿Crees que podría haber tenido éxito Gaudí?
Creo que, como todos los grandes personajes de la historia -y como le ocurrió al mismo Gaudí- quizás “en vida” de la persona, el éxito habría sido relativo y tras algunos lustros se habría consolidado su gran valía y sus grandes aportaciones. Y eso ha sido y es, precisamente, lo que ha ocurrido con Gaudí.
Si que es cierto que hoy sería difícil encontrar un inversor como Güell que se alinease ética y económicamente con Gaudí, sin esperar resultados inmediatos; tampoco sería fácil encontrar a un Gaudí que es capaz de promover cosas nuevas disruptivas que difícilmente serían aprobadas por el consenso de un consejo; y, finalmente, Gaudí no trabajaba de una forma uniforme y estandarizada, sino que, analizaba en profundidad caso a caso y aplicaba su profundo humanismo, como principio ético, y sus profundos conocimientos técnicos y científicos, a todo lo que hacía.
El llamado greenwashing, muy presente en la actualidad, ¿tendría cabida en los trabajos de Gaudí?
En absoluto, Gaudí no tenía nada de fachada o apariencia en su trabajo, sino que, por el contrario, era un hombre de gran coherencia personal y profesional, incluso, aún a riesgo de no ser entendido por todos. Y, de hecho, así ocurrió en algunos momentos. Con respecto a la sostenibilidad, que aún no existía como nosotros la conocemos hoy en día. Él en realidad, trabajaba de forma sostenible como algo integrado plenamente en sus decisiones y en su forma de hacer las cosas. Cuidar a los trabajadores, aportar valor a la ciudad donde vivía o construía, realizar un buen uso de los materiales utilizando incluso reciclados y, entre otros, promover una cultura ética en donde se favorece el buen trato y la confianza. Todo ello eran cosas en las que él creía, no cabía el falseamiento.
Reflexiones finales
En mi opinión, muchas lecciones pueden extraerse de cómo gestionaba sus proyectos este genio del siglo pasado. Llegó a poner en práctica principios sostenibles de gestión con 100 años de anticipación. A mí, especialmente, me ha llamado la atención la forma como gestionaba sus proyectos de forma sostenible, combinando perfectamente cuestiones ambientales, sociales y de gobernanza bajo un mismo espíritu, que lo impregnaba todo, basado en su profunda humanidad. Todo ello, sin duda, fue el complemento perfecto a su capacidad como arquitecto innovador, para crear obras muy bien acabadas que finalmente alcanzaron un gran valor en el largo plazo.
Referencias bibliográficas
Carroll, A.B. y Shabana, K.M. (2010). The Business Case for Corporate Social Responsibility: A Review of Concepts, Research and Practice. International Journal of Management Reviews, Vol. 12, No. 1, 2010, págs. 85 - 105.
Freeman, R. E. (1984). Strategic management: A stakeholder approach. Boston: Pitman
Porter, M.E. y Kramer, M. (2011). Creating shared value. Harvard Business Review, enero – febrero 2011
[2] https://www.fundssociety.com/es/noticias/alternatives/morabanc-adquiere-casa-vicens-un-emblematico-inmueble-de-gaudi-en-barcelona/
[4] https://es.euronews.com/2018/10/19/la-sagrada-familia-tendra-que-pagar-por-130-anos-de-construccion-ilegal
[6] Bergós, Joan. Conversaciones de Gaudí con J. Bergós, pág. 172
Un artículo estupendo. Has iniciado el blog dejando el listón muy alto. Felicidades!